martes, 4 de febrero de 2014

Historia de la samba



La samba, mucho antes de convertirse en uno de los géneros musicales latinoamericanos más reconocidos en todo el mundo, era una danza de la fecundidad de origen angoleno. Debe su nombre a la coreografía de dicha danza, que incluía la frotación de los ombligos (semba significa ombligo en idioma bantú).

Su ritmo sincopado es acompañado por instrumentos de percusión y también por cantos en los cuales se alternan el coro y los solistas. Por su origen, está directamente vinculada con el baile, que se da generalmente en grupos que danzan en círculos o en líneas dobles, evocando las reuniones que los esclavos prófugos realizaban en la selva para venerar a sus dioses. En su versión de baile de salón en compás de 2/4, la samba se baila en parejas, que a menudo se separan para realizar algunos pasos individuales.
A fines del siglo XIX, los ritmos más populares en Brasil son el lundú, también de origen bantú, y el maxixe, género con influencias de la habanera. También se baila y canta la samba, que llega a Río de la mano de las familias negras de Bahía que se trasladan a la entonces ciudad capital. Ellos integran este ritmo al candomblé, culto religioso nacido de la fusión del catolicismo y las religiones yoruba y congo. Los sacerdotes y las sacerdotisas del candomblé organizan fiestas donde acuden instrumentistas, cantantes y bailarines, y paulatinamente, la samba va perdiendo su carácter sagrado. En cambio, se mantiene su espíritu popular y anónimo.

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